La idea vital detrás de la propuesta presentada consiste en la génesis de un edificio, que acompañado de un espacio público de igual relevancia, atienda a la resolución de un vacio urbano presente actualmente en la ciudad. En tanto, debe lograr resolver el complejo programa que conlleva la congregación de todos los organismos que componen una institución judicial de gran envergadura y devolver, a su vez, un nuevo ámbito de encuentro a la comunidad de Bariloche.

El terreno disponible a ocupar se ubica al este de la ciudad, próximo a la Avenida Esandi, con gran flujo vehicular en ambos sentidos, y con visuales largas al lago Nahuel Huapi. Son premisas también, la pendiente del mismo y los requisitos de una zonificación que permite mayor diversidad y concentración de actividades y limita la altura a un máximo de 18 metros.

La posición urbana tomada consiste en la liberación de una generosa porción del terreno orientado al norte con el motivo primo de situar allí el espacio público, que reconozca y dialogue con el entorno y dote al proyecto de un área de congregación y disfrute. Dicho espacio propone relaciones urbanas reversibles con el terreno lindero, funcionando a su vez, como futuro nexo con el mismo y alentando la posible vinculación con el edificio municipal que allí se construirá. Adicionalmente, funcionará como espacio para la ejecución de acontecimientos culturales, abiertos a toda la comunidad que estimulen el intercambio, la interacción y que fomenten la experiencia vivencial de los usuarios con este nuevo ámbito.

El acceso peatonal comienza a través de la plaza cívica, ubicada en el área más alta del terreno y es mediante una recova permeable, a modo de alusión a las tradicionales recovas barilochenses, que se ingresa a cada uno de los edificios. De cara a la calle de mayor tránsito vehicular y en un nivel inferior, se encuentran los estacionamientos y una rampa que comunica a los usuarios con la misma.