Ubicado en las afueras de la Cuidad de Buenos Aires, un lote suburbano de proporciones rectangulares con remate en una Laguna, trae consigo el desafío de resolver una casa de 200 m2 solo en planta baja. Los limites visualmente permeables, sin prescencia de medianeras, con alturas circundantes bajas y una extensión dominada por el paisaje son los condicionantes del sitio.

Es premisa proyectual, lograr concentrar el programa de manera tal que se disocien claramente las áreas pública y privada. Dotar a cada una de distintos grados de permeabilidad e intimidad consecuentemente.

Tomar posición al decidir desprender la galería semicubierta del estar, articulando ambos espacios mediante un patio, que a su vez, funciona de acceso a la vivienda. Un espacio de muros ausentes, fuido, donde la naturaleza circundante penetra y atraviesa. De esta manera, el patio se vuelve nodo central, indisociable del resto de la casa, conector visual y físico de todos los espacios del área pública. Permite las visuales cruzadas, la iluminación y la apropiada ventilación. Nutre a la casa de sol, de aire, de verde, de vida.

Una grilla estructural de vigas insita el juego de cubiertas. Cada una es independiente, respondiendo a la proporción volumétrica y la espacialidad interior. En los intersticios, entre muro y viga, entre ladrillo y hormigón: la luz. Luz natural, sin filtro ni tamiz, rasante, penetrante, aguda; define, baña y esfuma.